domingo, 15 de junio de 2014

Bob Wayne - Barcelona 08-06-14 - Sala Rocksound



Domingo de crónicas. A continuación, Uncle Txema nos cuenta su experiencia country white trash con el forajido Bob Wayne. El segundo post de la jornada está dedicado a la visita de Dan Baird y compañía. Si os da palo leerlo, lo resumo en 5 palabras: Lo mismo de siempre. Afortunadamente.


¿Quién dice que los violines no rockean? Desde luego, con Bob Wayne y su banda tal afirmación no es cierta. Vaya despliegue de energía. Bob Wayne visitaba por tercera vez en la ciudad condal, presentando su reciente cuarto disco, “Back to the camper”. Se nota que se ha ido ganando audiencia por sus frecuentes visitas y lanzamientos, pues la sala Rocksound presentaba una gran entrada y el público estuvo entregado desde el principio.

El outlaw country-rocker de Seattle comenzó el bolo a todo gas y bocinando su camión en “Till the wheels fell off” y ya no paró hasta 135 minutos después con, cerrando con “Spread my ashes to the highway”. Nos deleitó con sus historias autobiográficas (“Blood to dust”, “Round bound”), juergas rednecks (“Everything is legal in Alabama”), bad-ass women (“La diabla”, “Evangeline”), la dura vida de la white trash ( “Working man”, “Driven by demons”, “Ghost town") y coreó en castellano “que se joda la ley” (“Fuck the law”). Por cierto, se disculpó por no poder realizar los extraordinarios duetos de su último disco al no llevar cantante femenina en la banda (“20 miles to Juarez” es un clásico absoluto desde ya).

Y si Bob se salió, hay que mencionar también a la banda: tanto violinista como guitarrista lo bordaron, y ese batería descalzo con pinta de hippy despistado nos dejó con la boca abierta.
Todos sabemos que Hank III es muy grande, pero Bob claramente se está acercando a su nivel. Al menos en estudio. Como Hank no incluye España en sus giras, no podemos medir sus fuerzas en directo.

1 comentario:

Esteban dijo...

Yo vi a Hank III en el Azkena y a Bob teloneando a Nashville Pussy. Te digo yo que en directo este sureño de la costa oeste no tiene nada que envidiar al nieto.
Buena crónica colega.

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